lunes, 28 de marzo de 2016

San Miguel de Allende Y Dolores Hidalgo

UN VIAJE A LA HISTORIA ...






¡Que méndigo placer mezclar tantos sabores, sonidos y aficiones en un solo viaje! Esta semana santa elegí un destino excepcional para salir durante unos días y la verdad no quedé defraudado. La misión era recorrer San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo C.I.N. con un presupuesto mínimo y aunque parezca una tarea simple en realidad fue sumamente complicado. 

Los atractivos turísticos, históricos y naturales son hartos y variados. Mi tiempo y presupuesto eran, como dije limitados, así que me concentraré en narrarte sólo algunas de las experiencias que puedes vivir en los caminos de Guanajuato...


Y empezando con total franqueza debo decir que encontrar alojamiento en San Miguel fue una peripecia. El hospedaje es carísimo y encuentras hoteles que van de los MX$ 1000 hasta los MX$ 1800 (unos 100 USD) por noche lo cual escapa de mi paupérrimo presupuesto y me da el pretexto perfecto para ir a un hostel que es lo mío lo mío. El problema es que sólo encontré de primer momento dos en todo el pueblo y uno estaba lleno, el otro llamado "Hostel Inn" (creativo mmm sí) cobraba MX$ 350 que para un hostel de calidad media tirándole a baja se me hizo elevado. Aún así era la elección lógica.



Mi primera estampa de San Miguel fue su colorido ambiente. Estuve ahí durante un fin de semana y hubo más bodas que en el Vaticano. Parece que en mi país lo "in" es casarse en este lugar. La tradición es hermosa, después de la ceremonia los novios recorren las calles del centro a pie con una tambora o estudiantina a sus espaldas y toda la comitiva de invitados que en procesión les siguen bailando y festejando. Los meseros les llenan de mezcal con frecuencia los jarritos que los invitados traen colgando del cuello y me imagino lo curioso que ha de ser que todos lleguen ya briagos a la fiesta donde seguramente lo que sigue es ... SEGUIR FESTEJANDO ¡




Hace tiempo que no me maravillaba tanto con la arquitectura de un lugar hasta que vi con mis propios ojos la Parroquia de San Miguel Arcángel, no puede pasar inadvertida por nadie, sus nada sutiles detalles de estilo gótico son preciosos.  y como ya había alimentado suficiente mis ojos necesitaba un postre. Aquí va mi primer comercial: en la calle Relox a escasa media cuadra del centro se encuentra la "Gelatería Dulce fusión" dónde se jactan de hacer unos de los helados de vino tinto más ricos de la región ... y no mienten. Me dieron una combinación de helado de vino y queso muy buena pero cuando probé la mezcla de vino tinto tempranillo, rompope y crema de almendra puedo asegurar que oí música celestial y un haz de luz penetró el recinto, bueno no tanto pero en verdad es delicioso su sabor y no te lo puedes perder.




Ya para el resto del viaje se cruzó en el camino una tercera opción para dormir el hostel "La catrina" más accesible en precio, mejor en instalaciones, en ambiente y servicios. Si visitas San Miguel en plan mochilero este sitio en la calle de Loreto es tu lugar.


Para el segundo día de estancia la ruta trazada era conocer el Santuario de Jesús de Nazareth en la comunidad de Atotonilco, lugar dónde Miguel Hidalgo tomó el estandarte de la Virgen de Guadalupe con el que encabezó el movimiento de independencia. El lugar es callado, sencillo, antiguo y derruido, hasta triste si me permiten la expresión pero el Santuario en sí, lleno de peregrinos es majestuoso y rico en decorados y frescos dignos de admirarse.





Para cerrar el viaje avancé 25 kms. más hacia el pueblo de Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional, donde la vida NO VALE NADA como dice la canción. Aquí puedes encontrar un sinfín de museos y sitios históricos de interés. Como tenía sólo una tarde elegí dos: La casa de José Alfredo Jiménez y la casa de Miguel Hidalgo. Debo confesar que siendo uno, un ícono de la música mexicana y el otro, el padre de la patria, esperaba museos con muestras más grandes y mayor infraestructura. Hay obras y objetos muy impresionantes en el museo de Hidalgo y un sentimiento de profunda alegría y muchas canciones, recuerdos, sentimientos al entrar a la casa de José Alfredo, pero para ser sinceros me han quedado a deber un poco.




Ya para despedir este histórico rinconcito de mi país nada más faltaba la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, aquí nació mí patria, una estructura imponente de dos torres y estilo barroco que te invita a tomar fotos hasta decir basta. El pueblo es pequeño y muy hermoso, vale la pena perderse todo un día en sus calles y dejarse llevar por la historia.



Por cierto si eres de esos que gustan de relajarse en aguas termales, temazcales o por medio de masajes para retomar energía en tus vacaciones, debes darte una escapadita a "La gruta" dónde podrás pasar un día de los más tranquilo por un precio accesible a todo bolsillo.



Los dejo con esta canción de José Alfredo Jiménez para que llenos de sentimiento y melancolía se animen a dirigirse a este destino. ¡Buen viaje! y recuerden que el mundo no basta ...







viernes, 11 de marzo de 2016

Tequila y sus aromas

JALISCO: CANCIÓN Y ALMA DE MÉXICO

Parte 1 TEQUILA Y SUS AROMAS


*Actualización del blog “Jalisco canción y alma de México" 11 marzo. 2016



 


Cantaba Jorge Negrete: “Al hablar de mi Jalisco, lo primero que hay que hacer, es tratarlo con respeto, luego quitarse el sombrero y después venirlo a ver…”

Sentir identidad es maravilloso; para conocer y admirar otras culturas y tradiciones primero debes sentirte orgulloso de las propias y cargarlos en tu maleta con orgullo; al cabo esos no pesan, al contrario, vuelven más liviano el trayecto. Conocí en viajes a extranjeros de todas partes: Malta, Francia, India, Austria; y lo que más me ayudó a generar amistades entrañables fue mostrarles mis raíces.

Mi pasado está en Guadalajara Jalisco. Colonial y contemporáneo, cuna de los íconos más representativos de la cultura mexicana a nivel internacional; no exagero al escribir que me hierve la sangre de emoción al oír a los mariachis entonar alguna canción que hiciese popular Negrete y anhelo cada cuando, tomarme un tequila recio, con sangrita, sal y limón, tal como lo hacía Don Alberto.

Al preparar en esta ocasión la mochila para emprender un viaje hacia mi herencia cultural recordé lo que alguien me dijo hace ya algunos años: -Cada parada del viaje es sin duda una canción. Y entiendo así que cada persona tiene su metáfora cuando de viajar se trata, pero ésta en lo particular me resulta hermosa. En efecto cada pueblo y paisaje en Jalisco suena con su propio espíritu y una esencia que te recorre el cuerpo. El mariachi resuena festivo con la beberecua en Tlaquepaque pero se torna sentimental cuando ves los melancólicos atardeceres de Chapala. El cantor expresa su amor por el olor a tierra mojada en Guadalajara y por Dios que al probar el dulce mosto del agave en Tequila, el sentido del gusto canta con el aguamiel. Jalisco es sin duda canción y alma de nuestro país y quiero que todos lo conozcan de la manera que yo lo hago…



Al noroeste de Guadalajara a pie de carretera se encuentra El Arenal, un pueblito que le hace honor a su nombre. La carretera se tornó en la calle principal donde lo único que hay para ver es casas, talleres, polvaredas y una que otra eventual cantina. Había lonitas a los costados del camino con vendimia de cantaritos tequileros todos terregosos, garrafas enormes de tequila medio destilado, medio clandestino y recuerditos de la región. Don Alberto me había dicho que el buen tequila venía de El Arenal Jalisco y en verdad no entendía el porqué de su dicho. De pronto tras pasar el pueblito la vista de pronto cambia, un anuncio enorme en la ladera de un cerrito anuncio que aquellos campos son propiedad de una de las marcas más antiguas de tequila en la zona. No es el mejor, acaso yo diría que, con respecto a los tequilas más famosos del mercado, este es más agreste, más burdo en sabor y aroma. Pero recordé que con ese tequila de la etiqueta verde fue con el que brindé con mi padre la primera vez. Entendí el sentido de lo que Don Beto me dijo, no era que la mejor y más costosa marca se produjera ahí, sino que ahí se producía la bebida tal y como la prefería la gente que vive de ella antes de que se pusiera de moda: Aguardiente tosco y bravucón, fuerte sí, pero cálido y honesto. Que buena alegoría para mi papá, en parte él mismo era así. No vuelvo a dudar del conocimiento de aquel hombre que en vida se le dio por ser tan sabio en los gustos simples de la existencia. Me congratulé por pasar por aquel lugar que está tan acostumbrado a ser maravilloso sin llamar la atención.

El camino siguió; a lo lejos el Volcán de Tequila y a la derecha, un paisaje agavero sin fin, que llega hasta Amatitán y te cubre de verde y azul la vista. No pasó mucho para llegar a Tequila, Pueblo Mágico.

 

Este destino está envuelto en aromas dulces. Destilerías centenarias llenas de progreso que nadie debería perderse, camioncitos en forma de barrica y figuras de obsidiana; pulula la obsidiana, la ves en cualquier campo, disperso entre la tierra. De hecho Tequila significa “lugar donde se corta” y no me queda claro si es porque el vidrio volcánico cortaba los pies del que caminaba o porque quien trabaja en esos campos pasa su vida cortando el agave para ganarse la vida. En cualquier caso el nombre vincula con el paisaje. Desde el mercado municipal y hasta el ayuntamiento la imagen de Mayáhuel está presente. Madre del maguey y la embriaguez. Mito de amor y mala suerte que explicaba a la gente como la tierra podía bendecirlos con el pulque, elixir nutritivo y a la vez despojarlos de conciencia y cordura.

 

Tras visitar el museo tequilero (el cual recomiendo muchísimo) y un paseo por La Rojeña y Casa Sauza (los cuales recomiendo aún más) sólo resta un par de cosas para darte por servido. Casi nadie habla fuera de Tequila de los famosos lavaderos públicos cerca de la fábrica Orendain. Cada pueblo tiene sus fantasmas y este no es la excepción. De los 15 a los 85 Doña Felix lavó ropa ajena en aquel lugar ayudada de un banquito. Al morir, el banquito, cada que alguien lo quitaba, aparecía en su lugar de trabajo. Los tequileños decidieron dejarlo ahí para ella y de vez en cuando se puede ver a la ancianita sentada por la madrugada.

 

Un cantarito de tequila con toronja, (puedo darte una buena receta) y una torta ahogada en caldo de birria del meritito mercado municipal deberían ser la manera perfecta de terminar la jornada. Y como de San Pedro es el cantar y de Tequila es el mezcal, la fiesta puede continuar en el inigualable Tlaquepaque…

 

Si a estas alturas has bebido demasiado no conduzcas por favor, aún quedan caminos por recorrer…

 

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