El Oro

viernes, 10 de julio de 2015


EL ORO.

Su pasado es su verdadera riqueza



El oro se ubica aproximadamente a 2 horas de la Ciudad de México, antiguo pueblo minero que tuvo su período de gloria durante los inicios del siglo XX. Aquí no encontrarás arquitectura colonial pero sus calles y fachadas son en verdad hermosas. La gente es muy amable, apacible, guardan al igual que su localidad una armonía natural con el paisaje y el ritmo de vida tan relajado de estos lares.


Las actividades empiezan tarde y terminan temprano, en general todos parecen tomarse su tiempo para cualquier cosa. El clima es húmedo y frío, los alrededores llenos de bosques de coníferas y no miento al decirles que cada calle y horizonte es una bella estampa. Sin embargo la única palabra que para mí define este retrato es melancolía; se percibe en cada esquina.

La primera actividad del día fue una visita al Teatro Juárez cuyo interior evoca los viejos recintos artísticos de la época porfirista. Butacas antiguas, detalles dorados en las paredes, me invadió un profundo sentimiento de solemnidad. El teatro es el punto de reunión para ricos y paupérrimos, en mi opinión igualdad pura pues cualquiera puede percibir y disfrutar el arte con solo desearlo. El interior de este isabelino recinto en verdad es emotivo.

Teatro Juárez



Más adelante se ubica el Palacio Municipal con sus dos torreones que lo hacen tan típico y reconocido. Al entrar te recibe un mural llamado “El génesis minero” desde él empiezas a vislumbrar que le da ese aire melancólico a la comunidad, el minero explotado, el empresario insensible. No muestro aquí el mural porque mi poca pericia en la cámara no le haría justicia, mejor guárdate la expectativa por si algún día vas.

Palacio Municipal

El  pueblo es ciertamente pequeño, todos los puntos turísticos pueden ser recorridos de a pie sin problemas. Dos cuadras adelante del Palacio se encuentra el apacible jardín Madero. Posteriormente pasé por la Plazoleta del Vagón ubicada enfrente de la antigua estación del ferrocarril, lo decepcionante es que aún cuando se ostenta como museo, por dentro la estación tiene una escasa muestra de fotografías y unas cuantas piezas antiguas de trenes, como lámparas, boletos o sellos, nada especial. El vagón frente a la estación es un restaurante, muy original.



El museo de minería es un aspecto especial de la visita. Don Gustavo el guía, nos detalló las fotos, artículos y planos que ahí se exhiben. Con un palo de escoba a manera de bastón y un caminar pausado y mirada triste, Gustavo en verdad es un personaje interesante. Nos cuenta como su abuelo murió a los 42 años debido a su trabajo en la mina, de hecho nos comentó que todos los mineros suelen morir jóvenes, ya sea por enfermedades causadas por las condiciones de vida dentro de las minas o por accidentes. Continua la charla explicando que en El Oro nadie quería vivir al principio, por eso no es colonial, pero el aumento en el personal de las minas incrementó la demanda de servicios cercanos, sobre todo cantinas, hace una pausa y muestra una foto: “en esta hay un minero muy jovencito muerto por un derrumbe, el papá está a un lado recibiendo cinco pesos, eso era lo que valía la vida de un minero, cinco pesos, se los entregaban a los parientes para los gastos del entierro y no podían reclamar nada más”

Don Gustavo narrando el recorrido por el Museo de Minería


Finalmente visitamos el Tiro Norte, una estructura alta de madera que sostenía las poleas para bajar a las minas que podían llegar hasta los 400 metros de profundidad. Es un lugar muy bien cuidado por las autoridades locales, todo pintado, jardines podados y un pequeño espacio con gradas diseñado para funciones artísticas al aire libre.


PRESA BROCKMAN

EL ENCANTO DE LA NATURALEZA




Cerca de El Oro se encuentran las presas Brockman y Victoria, un  verdadero paraíso lleno de bosques, caminos empedrados y hoteles económicos. Una pequeña habitación con chimenea era la solución ideal para el gélido clima y la neblina que empezaba a bajar de la montaña cerca de las 8 de la noche y para pasar el tiempo un globo de cantoya con los vecinos de habitación que fueron muy gentiles. 


Darle la vuelta a la presa Brockman te llevará dos horas. Aguardamos hasta la mañana del día siguiente para hacer este recorrido. Cada cabaña, árbol y garza posada sobre un tronco eran una postal especial. No puedes perderte la oportunidad de caminar por estos parajes y dejar que las preocupaciones de alejen.


En efecto El Oro produce melancolía, un sentimiento de que los buenos tiempos quedaron atrás, es una oportunidad de encontrar calma y buscar nuevos caminos en la vida.



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