viernes,
3 de julio de 2015
TEPOZTLÁN.
Paso adelante hacia la libertad
Un
día decides dar el primer paso, sin experiencia, sin muchos planes y con mucho
valor (este último es importante, si no lo tienes debes pensártela 2 veces)
Hice un experimento de lo que quería que fuera mi vida. Hace poco más de un año
me aventuré a viajar por primera vez en soledad. Sin fecha de retorno, con
recursos ciertamente limitados y muchas ganas. Algún día todos tenemos que
volar, solo que cada quién decide cuándo, cómo o con quién.
Partí
de la ciudad de Toluca (a pocos kms. de Ciudad de México) hacia el sur del
país. Puede parecer poca cosa no salir de México, pero lo cierto es que pocos
lo intentan, por lo menos como yo lo hice. Recorrí 6000 kilómetros
aproximadamente y me dirigí hacia la península de Yucatán, "La Ruta Maya",
un recorrido mundialmente famoso, y créanme no exagero, miles de mochileros lo
hacen y puedo constatar que en su mayoría eran extranjeros.
Hoy
quiero hablarte de cómo inicié ese viaje en Tepoztlán
Llegué
a este Pueblo Mágico en el Estado de Morelos, tras un breve viaje de un par de
horas con la idea de que fuera mi primera escala, una última estación cerca de
casa para tomar aire y lanzarme a la verdadera aventura. Tepoztlán es hermoso,
está a solo media hora de Cuernavaca y hora y media de la Ciudad de México;
luego de visitar el Ex convento Natividad y el museo Carlos Pellicer (muy
interesante, lleno de reliquias arqueológicas de distintas culturas
prehispánicas) subí a las ruinas arqueológicas del Tepozteco. Una verdadera
proeza para alguien con un condición física promedio tirando a mala como yo, la
verdad.
El
trayecto a pie es de casi medio kilómetro y la subida muy pronunciada. Tras una
hora de caminata llegué a la cima, donde una zona arqueológica, escasa, por no
decir simple, aguarda. El Tepozteco es el vivo ejemplo del dicho "no
importa el destino, sino el trayecto". Cada paso valió la pena. Aunado a
esto la vista es impresionante y el lugar está lleno de Coatis numerados y
protegidos por un grupo ambientalista del gobierno, son muy dóciles y saben que
los humanos portan comida por lo que no suelen ser esquivos.
El
ambiente es muy relajado, las calles empedradas llenas de restaurantes, tiendas
de artesanías y por alguna razón artículos hindúes, el tianguis de los domingos
es bullicioso y lleno de vida, un lugar digno de recorrerse e incluso apropiado
para vivir sin preocupaciones. Es como estar en un pueblo colonial rodeado de
naturaleza, se que suena raro pero percibes en cada rincón mucho color, una
vibra positiva sin igual y libertad, toneladas de libertad, el tiempo parece
detenerse y la vida se siente más ligera.
En
este lugar encontré una posada donde por unos cuantos pesos me alquilaron una
cama que de haber sido temporada alta no hubiese podido conseguir pues el
cuarto era para 6 personas, pero como primer intento de ahorrar no estuvo mal.
No
puedes irte sin probar los itacates, que son gorditas con manteca, crema, salsa
y queso rallado y por favor no vayas a dejar de probar la infinidad de sabores
de las Tepoznieves (siempre recomiendo las nieves de Dioses) helados con sabores
exóticos cada uno lleno de color y tradición. Si vas en febrero puedes
encontrarte el carnaval y tengo entendido que el día de muertos el pueblo
entero se convierte en una verdadera atracción para disfrutar en todo su
esplendor esta importante fecha.
Imagen del Tepozteco desde las empedradas calles de Tepoztlán
[imagen en línea]. Disponible en:
<http://tepoznieves.mx/blog/> [Acceso el 03 de julio de 2015].
Tepoztlán
tiene un lugar especial en mis crónicas, fue mi primer paso, un año después
regresé y con mucho agrado descubrí que aquí en verdad el tiempo parece
detenerse.
Imagen del Tepozteco desde las empedradas calles de Tepoztlán
[imagen en línea]. Disponible en: <http://tepoznieves.mx/blog/> [Acceso el 03 de julio de 2015]. |
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