Puerto Escondido

viernes, 17 de julio de 2015

PUERTO ESCONDIDO.

Mi paraíso oculto


Luego de ir a Tepoztlán en mi viaje hacia la zona Maya que comprende la península de Yucatán atravesé el maravilloso Estado de Oaxaca. Sería injusto hablar de mi paso por la capital del estado pues solo estuve un par de días para descansar un poco y visitar Monte Albán y en definitiva es una ciudad que necesita ser explorada a detalle con tanta historia y sitios interesantes que no puedo certificar haber recorrido en su totalidad.

Ex convento de Santo Domingo En Oaxaca

Lo que sí puedo constatar es que las ruinas arqueológicas de Monte Albán son un paisaje increíble y fuera de serie. Desde ellas se puede apreciar a la distancia y al pie de la montaña donde se encuentra posada la ciudad de Oaxaca. Magnífica y gloriosa, la cuna de la cultura zapoteca no debe ser excluida de ningún trayecto.

Monte Albán

Luego empezó el suplicio, para llegar a mi destino inmediato tuve que cruzar la Sierra Sur de Oaxaca atravesando una carretera sinuosa, difícil, lenta y a decir verdad peligrosa. Debería existir un programa en History Channel llamado “Rutas mortales: Oaxaca”. Después de casi 7 horas llegué a Puerto Escondido, entendí entonces que el nombre le hacía honor y aun cuando estaba demasiado exhausto decidí echar un vistazo a la playa.   


Zicatela, una playa increíble, 3 kms. de largo, con el mar muy picado y atardeceres hermosos, llena de cuatrimotos, canchas improvisadas de voleibol playero en la arena  y surfers, de hecho es una de las 3 playas más importantes del mundo para la práctica de este deporte. Se puede sentir la vida y la energía en todos lados.  Por las noches está plagada de cafés, restaurantes y bares a orilla de la playa que la convierten en un deleite para los más noctámbulos. Arriba de algunas rocas plagadas de cangrejos los pescadores a manera de entretenimiento más que como sustento lanzan anzuelos para pescar algo y pasar el rato.




Llegué a un hostel llamado Losodeli, discreto por fuera, económico, a 10 minutos a pie de Zicatela y la verdad el ambiente fue maravilloso. Era el único mexicano hospedado, compartí la habitación con holandeses y gringos,  también había neozelandeses y alemanes. Para el segundo día en Puerto, fui a la preciosa playa de Carrizalillo, muy tranquila y de agua azul turquesa, un paisaje digno de admirarse, decidí holgazanear un poco y beber una cerveza en medio de una bahía donde no se escucha nada a excepción de las olas a lo lejos reventando a varias decenas de metros de la playa, en la noche me hice amigo de varias personas del hostal, entre ellas dos chicas muy agradables, con quienes organizamos una excursión temprano para ir a ver delfines. Una era Rocío de Argentina y la otra Sonia de Austria.


Carrizalillo desde la escalinata que baja a la bahía

Son gente muy interesante, conocer otras culturas y comparar tradiciones e idioma es muy enriquecedor. El tercer día en Puerto fue monumental, a las 7 am nos subimos a una lancha junto con unos canadienses cincuentones y muy drogados (literalmente muy drogados) para ir mar adentro. Al cabo de una hora, un … ¿qué es? ¿cardumen? ¿manada? de delfines, hizo su aparición, eran cientos, se paseaban junto a las lanchas, brincaban y daban piruetas. Fue mágico, nos metimos a nadar justo donde estaban los delfines, sentirse tan vulnerable en medio de la inmensidad del mar, sabiendo que esos animales tan hermosos están bajo tus pies es una experiencia dramática y hermosa. Fue lo más maravilloso que hice en el viaje.



Me sentí a gusto integrándome con amigos nuevos, pase toda la tarde en Zicatela siendo arrastrado por olas bravísimas y por la noche organizamos una fiesta en el hostal donde también se incluyó "Lupillo" el vigilante del hostal, un personaje en toda la extensión, muy cómico pues se la pasaba “impresionando” a las extranjeras con “versos” improvisados que a ellas les generaban risa y halago (no se que en mayor medida jaja) y cuatro tipos de Israel que venían a la aventura. Nos movimos a un bar en Zicatela llamado Kabala y ahí estuvimos como hasta las 4 a.m. Ese día desperté cuando el sol me dio en la cara, eran las 8 de la mañana y yo me encontraba en una silla playera junto a la alberca del hostel, con una resaca moderada y un sentimiento de satisfacción sin igual. Nunca me sentí tan vivo.




Mi hermoso Puerto Escondido, nadie puede jactarse de haber conocido el paraíso sin antes conocer Carrizalillo viendo en el horizonte la puesta de sol o viendo a un par de delfines saltar del agua como luciéndose ante su audiencia.




Mi Recomendación: Hostal Casa Losodeli, un lugar que te hace sentir en casa y de ambiente inmejorable, buenas instalaciones y precio accesibles. Su website es: http://hostellosodeli.com/ 







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