Metepec


viernes, 26 de junio de 2015

METEPEC.

Tierra de contrastes, tradiciones, garañonas y tlanchanas


“Aperitivo del gozoso, digestivo del doliente, afrodisíaco de los tímidos: ‘Herón, dame otra verdecilla para ponerme garañón’. La que es garañona donde quiera es verde, ¡Y al que no le guste la verde, que se enderece y pida su banderita!”



Cuando deseas viajar regularmente imaginas lugares distantes desconocidos, la percepción humana es tan subjetiva que podemos acostumbrarnos a los más increíbles espectáculos y asimilarlos como parte de nuestra realidad cotidiana.

Caminaba hacia la tienda la tarde del lunes cuando escuché el… llamémosle canto de una zanate (un ave típica mexicana) , recordé que ese sonido suelo asociarlo con una mañana soleada en la playa. “Que curioso que aunque aquí también es muy común casi no le presto atención como cuando viajo” pensé. Y ahí la epifanía se reveló, hay lugares maravillosos, tan cercanos a nosotros que obviándolos por su proximidad los discriminamos, los olvidamos y prejuiciados pasan inadvertidos a nuestros sentidos. Si mi aventura iba a ser una oportunidad para descubrir el mundo no podía dejar de visitar algunos sitios solo por el insignificante detalle de que estén cerca. Es una contradicción lo sé, viajar sin hacerlo, pero es un buen lugar para comenzar, es mirar todo con nuevos ojos y un pretexto imperdible para mostrarle a personas de otras latitudes el lugar donde vivo.


Y me llevó 20 minutos llegar al centro de Metepec, pueblo mágico, una acuarela de visiones, opulento y humilde, típico y vanguardista. La idea era simple: una mañana buscando retratar el alma de este pueblo, enclavado en el sur del Valle de Toluca a escasos 35 minutos de la Ciudad de México.


Iglesia del Calvario

Artesanías de barro, catrinas y calaveras, no precisa ser 2 de noviembre, aquí los muertos siempre sonríen; soles y lunas, ollas, fuentes, cuadros y de repente alguno que otro póster con iconos de la cultura pop occidental (The Beatles y Batman suelen ser imágenes ya universales de cada amalgamada sociedad moderna).


Caminos de adoquín rojo, puedes simplemente darte un respiro de tu ritmo de vida común y vislumbrar la Iglesia del Calvario desde donde se puede custodiar todo el horizonte.



Es temprano pero ya empiezan los preparativos para la celebración de San Juan Bautista y los devotos llegan con sus niños ataviados en trajes típicos de la región. La mezcla cultural en la época colonial le otorga a México un aspecto muy peculiar; mientras unos rezan otros pasean por la Plaza central del pueblo donde una estatua de la Tlanchana vigila que no lleguen los invasores españoles de nuevo a sus tierras.


Al fondo el famoso "2 de abril" tradicional desde 1932,
hogar de la auténtica Garañona 


Visito el bar “2 de abril” típico entre lo típico y nos dimos el chance de tomarnos una Garañona, una bebida dulce, ciertamente suave al paladar compuesta de, según dicen, 14 hierbas diferentes.

Horas más tarde camino por el parque lineal que conecta a Metepec con la ciudad de Toluca, donde de nuevo me encuentro con la reina de la laguna, la maga anfibia, la Tlanchana. Según la leyenda Matlazinca es quien mantenía el equilibrio entre la tierra y el agua, habitaba una laguna cercana al Cerro de Metepec y dependiendo de su estado de ánimo se le podía ver en diversas formas: con cola de serpiente si estaba enfadada, cola de pez si decidía nadar y otorgarles buena pesca a los habitantes de la región o bien piernas humanas cuando decidía visitar alguna aldea cercana para calmar su soledad (mmm).


 Finalmente termino el recorrido junto a un Árbol de la vida, un símbolo de la tradición metepequense. Regularmente puede contener diferentes temáticas aunque usualmente representa el pasaje bíblico del génesis, finamente adornado con siluetas y representaciones de Dios, el Diablo, Adán, Eva, el sol, la luna y diversos animales fundidos en medio de la ambigüedad de la creación.

Metepec es contraste, típica pero moderna, tranquila y bulliciosa, es católica y pagana, hermosa pero como todo buen centro turístico rodeada de zonas descuidadas, paupérrimas, nos recuerda que el folclore y la verbena no impacta igual a todos los habitantes y que en ocasiones los gobiernos e incluso los propios ciudadanos nos olvidamos de ello. Hay tanto que ver y tan poco espacio para relatarlo, pero este día y este lugar fueron ideales para comenzar un nuevo estilo de vida. Hoy inicié un recorrido al cual llamaré La Ruta mexiquense, y para aquellos que estén interesados, cada semana subiré una reseña de los pueblos mágicos del centro del país. Tal vez por ahora la economía no permite viajar muy lejos, pero eso eventualmente cambiará...


Recomendaciones:

- Metepec es el lugar ideal para aquellos que gustan de artesanías, principalmente de barro además de una increíble variedad de artículos para decorar el hogar. Busquen con cuidado y sean pacientes para encontrar los mejores precios.

- Por las noches está plagado de restaurantes y bares para todos los gustos y edades, los fines de semana el pueblo vive intensamente de noche, sean cuidadosos, las zonas cercanas al centro suelen estar desoladas y pueden ser poco seguras.


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